Ricardo y María Pilar se han rodeado de profesionales que creen en este proyecto común, que apuestan por hacer las cosas un poco mejor cada día, sin estridencias, a fuego lento.
En todos ellos se percibe el amor por la cocina de verdad, esa que te hace sentir bien, tanto si trabajas en ella como si la disfrutas alrededor de una buena mesa.
El mayor capital del restaurante es su equipo humano, he aquí un pequeño homenaje a su implicación y esfuerzo en la búsqueda de la excelencia.